Por si aún no habéis visto el vídeo o las imágenes de la campaña que denuncia el «acoso callejero» a través de los piropos, aquí os lo dejo para que podáis hacer una reflexión sobre ello.
Con este tuit, la Junta de Andalucía anunciaba la nueva campaña contra el acoso callejero. Con el hastahg #NoSeasAnimal los comentarios no se han hecho esperar. Protestas de todo tipo han surgido por varias razones; algunos critican el hecho de tener que relacionar un acto violento con los animales, otros no ven relación entre piropo y maltrato, y sin embargo otros apoyan la idea como un concepto nuevo y original que conciencia sobre el machismo.
Elena Ruiz, directora del IAM, lo tiene claro: » El acoso callejero no deja de ser una práctica abusiva en la que el hombre hace uso de su conducta machista para creerse en el derecho de tratar a las mujeres como objetos sexuales»
En mi opinión, está claro que el mensaje y la idea en sí es bastante potente, pero creo que no se ha realizado un buen trabajo. La comunicación es lo más importante para este tipo de campañas, estudiar como inciden en la sociedad en general, sin embargo aquí se centran en intentar cambiar la mentalidad solo de los hombres, o por lo menos es lo que yo he interpretado al ver el vídeo.
Tras leer varios comentarios que la gente ha hecho sobre la campaña, es verdad que la mentalidad de la opinión pública es cada vez más preocupante, el daño que se hace por lanzar mensajes inacabados, sin explicaciones detalladas que se centren en el tratamiento de este tema, para saber cuando una conducta de este tipo, tan básica como «piropear» a alguien es inadecuado o no. ¿Cuál es el principal problema de raíz que da lugar a estas situaciones? El primer cometido está conseguido, todos estamos hablando de esta campaña, hay gente muy enfurecida con la relación de violencia-animales, comentarios de todo tipo… pero no se indaga en el problema en cuestión.
¿Son efectivos el uso del sarcasmo y la ironía en este tipo de campañas?