No sabemos si la nueva película de Javier Fesser cumplirá con los atractivos técnicos que las películas seleccionadas para los Óscar suelen tener. Lo que sí sabemos es que los mensajes intrínsecos de esta película, llegarán a todo el mundo.
La comedia dramática, cuenta la historia de Marco, un entrenador que atraviesa uno de los momentos más complicados de su vida; profesional y personalmente. Cuando cree que está a punto de perderlo todo, un choque con la realidad le hará afrontar la imposición de una «sanción» que le cambiará radicalmente su vida. Tras ser pillado, conduciendo ebrio, deberá evadir la carcel prestando servicios comunitarios, entrenando a un equipo de baloncesto llamado «Los amigos». Cada jugador presenta una discapacidad distinta, a la que se tendrá que enfrentar para poder enseñar las técnicas del baloncesto. Aunque al principio comienza siendo reacio a querer formar parte de este grupo, poco a poco irá descubriendo que su labor allí es para mucho más que ser un simple entrenador.
Cada uno de los jugadores representa un valor distinto que aportará al entrenador, las herramientas necesarias para reconstruir todo lo que en su vida estaba careciendo de sentido.
La generosidad, la bondad, el compañerismo, el saber perder, el sentido del humor, el cariño. Son los únicos valores que realmente hacen «diferentes» a estas personas en comparación con el resto de la humanidad, y Marco, no tardará mucho en darse cuenta que gracias a ellos, su vida puede volver a tener sentido.
La película es divertidísima desde el primer minuto. El director ha sabido tratar el humor desde el respeto más absoluto. Las risas están aseguradas, con contrastes dramáticos que te llevan a ver una realidad digna de asignatura obligada para todos los colegios infantiles.
Habrá que esperar a los Óscar para ver cómo reciben la propuesta de España a «la mejor película de habla no inglesa». Pero independientemente de lo que pase, si algo hemos aprendido con esta película, es que, si nos ha llegado el mensaje, habremos ganado todos.