Podría parecer que se trata de una crónica de la serie «The Boys», en la que varios individuos con superpoderes luchan abusando de sus impresionantes habilidades, pero no se trata de un estreno de la nueva temporada de este proyecto, sino del nuevo culebrón televisivo protagonizado por María Teresa Campos y Jorge Javier Vázquez.
La lucha de «egos» en televisión siempre ha sido un punto fuerte para establecer un vínculo emocional y estratégico entre contenido y audiencia. Dados los tiempos que corren ahora mismo en nuestra sociedad por el Covid 19 y las escasas noticias en el mundo del corazón, todo apunta a que más de uno de estos súper heroínos han sido construidos para fusionarse en espacio-tiempo diferentes. El ahora crítico «súper comunicador» parece ser la reencarnación de su ahora criticada «súper comunicadora». Ambos han compartido similares caminos en sus trayectorias como villanos televisivos y ahora se enfrentan en una batalla; ¿real o ficticia? para ver quién tiene el poder más potente para hundir al otro.
Como en todos los equipos de villanos, siempre ha habido un líder que ha tenido la batuta para dar respuesta a las 5W; qué, quién, cuándo, dónde y por qué.
Aunque desconocemos la composición del «Compuesto V», que otorga el desarrollo de estos poderes, parece ser un elemento clave en la creación de este tipo de personajes que generación tras generación adoptan similares actitudes y aptitudes que los capacita para seguir comercializando y monetizando la personalidad narcisista de los protagonistas. A veces se nos olvida lo que supone entretener y se confunde en medio de un caos egocéntrico sin sentido que aunque se intente seguir relacionando con lo referente a la comunicación, deja sin poder alguno a la hora de ser enfrentados a la verdad.
Podríamos jugar a miles de batallas como la de «hundir la flota», en la que el azar lanza una bomba a un destino impredecible. Cuando es «tocado» ya sabes que a uno de sus extremos acertarás en el siguiente lanzamiento para terminar de hundirlo. En este barco ahora mismo navegan María Teresa, Terelu y Carmen Borrego con un pequeño adosado llamado Alejandra.
El «ego» omnipresente se retroalimenta de todos sus palmeros que le otorgan el honor de seguir lanzando bombas en un campo de batalla en descompensación de poderes. El tiempo determinará quién es el villano que tiene la razón… o quizás los villanos no entiendan de esta capacidad mental… ya veremos… aunque también sería interesante adelantarse al futuro y ver como sus ahora «compañeros» hablarán del presentador cuando ya no tenga la batuta.