Examiné con tanto detalle cada gesto y cada comportamiento, que en la experiencia genérica reflexiva conseguí entender el poder psicológico de la abstracción, separando de mi vida lo que considero relevante para entender la idea inicial del concepto amistad, amor y vínculos familiares.
En mis inicios recuerdo como me distraía aventurándome en un juego, a veces divertido, otras arriesgado, pero que finalmente mereció la pena. Intentaba descifrar cualquier indicio con base empírica referente a la decepción. Bajo sus gafas de sol, sus colores llamativos y sus decorados, acompañados de sonrisas dibujadas con tinta pasajera, de las que al moverlas cambian a una imagen donde la envidia y el rencor pasan a un primer plano. Ahí me di cuenta de lo que quedaba fuera de esa idea y de lo que no. Necesitas tiempo para que este proceso mental funcione, pero conforme van pasando los años aprendes a descifrarlo sin que nada te duela, sin esperar nada a cambio.
Tu destino es encontrar la clave para el sentido de todo este caos abstracto en el que cualquier componente parece puesto adrede para hacer más complicada aún su comprensión. Intenta unirte a todos esos antónimos de la idea concebida como decepción, aunque a veces cueste trabajo identificarlos… la experiencia te acabará dotando de capacidades únicas para olerlos desde lejos…
La verdad que yo siempre he sido más de precisión, donde la única cabida es la exactitud y veracidad de los elementos importantes que no necesitan decoros ni personalidades secundarias. Éstos se han convertido en protagonistas indispensables de mi vida y creo que por el momento no necesito más para sentirme completo.