Por mucho que sigan pasando los años, contemplo la foto, nuestra primera foto… y quien nos iba a decir que nos quedaría todo un mundo por recorrer juntos.
Miro cada detalle y es que tengo en mis retinas hasta el sabor del vino con el que brindamos ese día, por » lo que estuviera por venir»… y así vino, así viniste.
Con un verde esperanza, aromático perenne que quedó impregnado en mi ropa, dulce y espumoso. Supimos crear el ambiente perfecto, la temperatura y velocidad de fermentación necesaria para construir ese vínculo entre todos los compuestos, entre tú y yo, dejándolos envejecer. Reserva longeva, que no pierde las burbujas de su primer día, y que es el mejor ejemplar con el que siempre volver a brindar.